viernes, 16 de diciembre de 2016

El Festival del Pueblo



La gente se preparaba con anticipación al gran evento popular. Se bañaban, perfumaban, se vestían elegantes. Salían sonrientes. Se cruzaban en las calles contando a donde iban. Invitaban a todo el mundo por si no sabían lo que estaba sucediendo. Algunos iban con su pareja, otros con grupos de amigos, otros solos. También compraban flores o algún presente, o a veces nada. Lo importante era asistir.

Toda esa manía empezó hace mucho tiempo, no se recuerda exactamente cuándo. Algunos sugieren que fue cuando se publicó por primera vez en el diario local que debían asistir. Otros dicen que esto sucedió cuando lo escucharon en la radio. Mientras que los devotos afirman haberlo escuchado en la misa de algún domingo lejano.


Pero lo importante era que todos querían estar presentes de la forma que fuese. Hasta que llegó la necesidad de ser parte activa del espectáculo. Por ese entonces el festival se celebraba cuando ocurría, pero sucedió que hubo un mes en particular que el festival se festejo hasta 3 veces por semana. Todas las veces sin previo aviso y de manera natural. Al mes siguiente un grupo de aficionados, aburridos y sumidos en la nostalgia decidieron activar el festival y cometieron el primer suicidio. Un joven se arrojó del edificio más alto del lugar, el campanario de la Iglesia. Una caída en picada de más de 50 metros estallando en el suelo como si fuese un globo lleno de agua. Una vez más el pueblo estaba contento de poder festejar el despliegue de grandeza, color y llanto que era el festival. De esta manera siguieron suscitando más suicidios: sobredosis, ahorcamientos, cortes de muñecas, disparos en la cabeza, etc. El festival se hizo cada vez más popular y hasta venia gente de pueblos cercanos. Lamentablemente, los suicidas voluntarios dejaron de existir y aparecieron los más famosos espectadores activos. Fue entonces que apareció el primer asesino serial quien mantuvo al festival sobre ruedas durante un año y medio hasta ser encontrado por la justicia y ejecutado. De esa manera culmino su obra y espectáculo con un saldo a favor de 500 ediciones festivaleras como espectador y artista y una como artista exclusivo. Su fama recorrió el pueblo y en las semanas subsiguientes aparecieron imitadores y fanáticos que replicaban su accionar matando a sus familias, gente desconocida, al vecino de la vuela, al almacenero, la vieja que nunca quiere devolver la pelota, a los pibes molestos que no dejan dormir la siesta, etc. Uno por uno edición tras edición se fue ejecutando a los festivaleros y festivos hasta llegar al punto en que debo decir que esta edición final no la verá nadie. Es por eso que debía dejar registro. 

sábado, 10 de diciembre de 2016

Todo como antes


¿Por qué no me atraviesa un rayo 
que queme mis fragmentos 
y los haga cenizas dueñas del viento?
Tal vez así me arrope la muerte 
y me lleve el recuerdo. 
¿por qué seguís presente? 
¿por qué no me dejas solo? 
cómo cuando me encontraste, 
y que sea todo como antes. 

sábado, 3 de diciembre de 2016

Tratos absurdos con el Demonio



Era un escritor medio pelo,
para sus adentros lo sabía.
Un día cansado del menosprecio
invocó al Demonio. 
- ¡Quiero ser el mejor escritor de todos los tiempos!
pidió sin titubeos. 
- Eso es probable, eso es posible;
aunque no es fácil de alcanzar, 
para ello deberás chupar... 
Contestó el Siniestro apenas apareció.
El joven artista sin demora
de rodillas se situó. 
Y del Rey del averno la entrepierna devoró. 
El maligno, una vez complacido,
al escritor se dirigió
chupar tu deberías 
pero alcohol yo me refería.