miércoles, 15 de junio de 2016

De visiones y misiones

Me he estado debatiendo sí que son más difíciles las bienvenidas o las despedidas. Los proyectos que comienzan siempre aspiran a futuros magníficos o sueños eternos llenos de éxito, famosa condena expresada en nefastas voces políticas. En cambio cuando algo se rompe, cuando termina; la destrucción y su muerte es meritoria del fracaso, el llano, las despedidas, infamias y opiniones de diario del lunes.

No puedo, de ninguna manera y bajo ningún pretexto, darme el lujo de ninguna de esas opciones.

Estoy compuesto y colmado de relatos; tan siniestros como elegantes de galera y bastón, con los pies llenos de barro.

Estos relatos serán tan reales como distantes del mundo en el que vivo, de mi universo y esos pequeños fragmentos de luz, esas piedras maravillosas que brillan e iluminan mis días, esa melancolía de rincones oscuros, algunos rayos finitos e infinitos de esperanza, un poco amor de cartón o cartulina, espejos pulidos con bruma espesa como espuma de cerveza o tal vez como la de un café, gritos de goles, de goles en contra, de poemas de amor, de música ajena y desentonada.

Y así será que bailando en ese candombe, juntando esa amalgama daré cuenta de lo que veo, de cómo lo veo.

Y si es final o es principio, el tiempo lo dirá. Yo, como lo dijo Fito, vengo a ofrecer mi corazón.





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