domingo, 31 de julio de 2016

Era sólo un buen tipo




El salón estaba poblado de murmullos, de vez en cuando se escuchaba un soplido de nariz, un llanto aislado, una aspiración profunda o un suspiro. La gente llegaba tímidamente en pequeños grupos. Había personas de todas las edades, pero no eran muchas. Lo normal para estas ocasiones. Compromisos de gente conocida, familiares, algún que otro amigo, compañeros de trabajo, hijos, un nieto, dos amantes de la juventud desentendidas de la familia, y un vecino.  Siempre con una sonrisa en la cara, dijo uno de los invitados. Es curioso que haya quienes te inviten a esos eventos. Es verdad, nunca estaba de mal humor, dijo una señora ya de edad avanzada. ¡Era tan joven! Exclamó otra que se encontraba a su lado. Dios siempre se sirve del mejor plato dijo una vieja religiosa en la esquina, mientras manoseaba un rosario. Un niño lloriqueaba en un rincón, al lado de su madre. No sabía que pasaba ahí, solo tenía ganas de irse. En la escuela, recuerdo, siempre fue atento y muy compañero, dijo un hombre, mientras se acercaba dando pasos cortos hacia el cajón, que estaba cerrado. Muchas gracias por venir, le dijo una señora que se encontraba al lado del cajón. Se dieron un reconfortante abrazo. Ella contenía el llanto a duras penas. No quería que lo viesen en su despedida, por eso está cerrado, dijo la señora. ¿Fue su último deseo? Preguntó el hombre. Sí, así es, respondió cortante. Las horas pasaban, y las personas entraban y salían, saludaban, contaban anécdotas, lloraban, rezaban, y se iban. Llegada la media noche, la hora esperada del café. La mujer que estaba, ahora sentada, al lado del cajón se paró e hizo una seña a una de las muchachas que estaba sirviendo el café. Luego le susurró algo al oído. La muchacha se alejó del salón atravesando una puerta, al cabo de unos minutos regresa con una torta en sus manos.  La mujer se para y dice: Muchas gracias a todos por haber asistido, mi marido los quería mucho a todos. Sé que es así. En su último deseo, dijo con voz entrecortada y melancólica, pidió que en el café de medianoche repartamos esta torta que ordeno hacerla especialmente para la ocasión. No soportó más la tensión del momento en irrumpió en el llanto. Se sentó y recostó su cuerpo sobre el cajón, mientras lloraba. Las muchachas siguieron con su deber y repartieron la torta y el café entre los presentes. Llegada la mañana, mientras se disponían a mover el cajón, el hombre compañero de la escuela se ofrece para ayudar a levantarlo. Está curiosamente muy ligero, dijo. Asintiendo con la cabeza, uno de los empleados del velatorio le responde, es que cremaron el cuerpo y las cenizas quedaron en la cocina. 

sábado, 16 de julio de 2016

Premoniciones





Tengo la certeza que 
en lo mundano de mis días,
en las noches tibias de primavera,
en la cola del banco,
en el mate lavado
 no estarás.
Tampoco te veré en los platos sucios,
en el fondo de una botella de cerveza,
en los libros viejos,  
en las melodías de media tarde.
Te buscaré en las paradas de colectivos,
en las tapas de los diarios,
dentro de una caja de zapatos,
en las que no estarás.
Miraré los rostros en marañas de calles,
a través de ventanas en bares,
en la placita del centro,
en la puerta de mi casa,
y no estarás.
Así seguiré mis días viviendo como se vive,
preso de este álbum de memorias,
y en mi final, cuando te busque
Tampoco estarás. 

viernes, 8 de julio de 2016

¡Billiken miente! 200 años de la declaración de la independencia




Existen sucesos importantes en la historia de una nación. Muchas veces festejamos su “cumpleaños” representado en fundaciones, creaciones, y cosas por el estilo que sólo sucede en los países Europeos. Nosotros, las ex – colonias, ahora más bien lociones de cartilla, conmemoramos nuestra independencia, la libertad de toda hegemonía extranjera.

No se sabe muy bien si es que esta declaración de independencia es más parecida a como se festeja un divorcio o un cumpleaños de 15. Aunque creo que lo segundo es lo que más parecido. En Argentina se vive en ésta víspera nocturna, son las 20:30 hs del día 8 de julio de 2016, sus 200 años de dicho evento. Ya se puede observar que por doquier rondan los videos emotivos repletos de imágenes antiguas y canciones folklóricas decoradas con un frio espeluznante. El invierno es cruel. Pero lo que nadie sabe es la farsa que se esconde detrás de este festejo tan opulento y poco imaginativo.




Desde chicos que se nos ha educado con imágenes representativas de la “casita de Tucumán” pintada en un amarillo chillón. Esta imagen se veía en libros de historia, revistas infantiles, dibujos animados; mas aun hasta el día de hoy es posible observarlo.   El humilde cronista Mario del Cerro, cuenta en uno de su autobiografía no autorizada, sufría de esquizofrenia y bipolaridad. Cuando una personalidad editaba el libro, la otra no se daba cuenta de lo sucedido. Al momento de salir este, trato de manera legal no autorizarla. No pudo lograrlo. En dicho libro se encuentran fragmentos muy interesantes que a continuación vamos a exponer.



De joven manifiesta haber tenido la suerte de ir en un viaje escolar de visita al monumento histórico. Se dio cuenta que estaba pintada de blanco marfil. Desde aquel entonces se ha dedicado a cuestionar las verdades históricas ocultas y cómo nos hacen pasar gato por liebre en los libros de historia y las clases de las afamadas ciencias sociales.



En el suceso independentista no fue más que una farsa montada magistralmente para ocultar el primer prostíbulo VIP de la nueva nación. Lo curioso que ya en esa época se utilizaba la palabra VIP marcando el notable esnobismo porteño. La historia comienza luego del la revolución de mayo en donde el país era un lustroso entuerto  de dimes y diretes. Lo cierto era que con la guerra revolucionaria y las batallas internas entre las provincias había un sinfín de soldados sedientos de pasiones y muy lejos de sus hogares.

Muy astutamente la señora Francisca Bazán decidió utilizar su casa, curiosamente la más grande de  la ciudad, como cuartel central de operaciones. Un burdel estratégico. Un año atrás, ella había asistido a una sesión del congreso en donde se discutían menesteres del ámbito político, los cuales a ella no le interesaban para nada. Aprovechó esa posibilidad para ponerse en contacto con los altos líderes políticos e invitarlos a una “fiesta libertadora” con promesas de vino patero, agua ardiente y el espíritu de la pachamama en forma de flor. La señora manifestaba que la verdadera opresión estaba entre las piernas de una mujer y que el remedio de esta enfermedad se encontraba en las piernas de otras mujeres mucho más despreocupadas.  

Esa propuesta simpática y picaresca logro convencer a los congresales y los invitó a visitarla, un año más tarde. La primera orgia patria ya tenía lugar y fecha. Se logró advertir la peculiaridad de la situación a través de correspondencia entre San Martin y Araoz. En esta correspondencia, Araoz invita a San Martin a unirse al festejo. Se puede leer el siguiente fragmento: para ser libre de Remedios, tenéis que enférmate de putaz. A lo que San Martin responde: puede que necesite unos días de enfermedad, pero con mis soldados cruzamos los andes y sabemos que el amor fraterno se da en combate. Gracias pero no gracias. Cortante, en aquella declaración de amor a las fuerzas armadas y lejos de poder unirse a los festejos patrios tucumanos, Araoz redacta notas y las envía a las provincias cercanas. Jefes militares, curas y hombres de alta alcurnia responden a su llamado casi sin dudarlo. Así es como Tucumán se viste de fiesta, en las ventanas de las casas se asoman lámparas pintadas en rojo, símbolo del federalismo, flores  y guirlandas, ese mismo año se prohibieron las enaguas.

Los detalles que el autor manifiesta en su texto son algo escuetos pero dice que esta farsa es descubierta cuando la mujer de Juan José Paso lee la correspondencia de entre este y Araoz. En las cartas Araoz le dice que “las piernas de la patria lo invitan a liberarse y sentirse independiente”.  Enfurecida, con justa razón, ella le exige que le explique el significado de la libertad, y esa famosa independencia. Este, débil de carácter pero hábil en el manejo de la retorica le dice que “para ser libres e independientes de toda fuerza extranjera hay que entregarse al amor de la patria e ir al congreso en Tucumán. Porque la patria es grande y entre sus piernas entramos todos”. Allí se sientan la base de la mentira liberadora del país. Una vez en Tucumán Paso le comenta a  Araoz y los demás “congresales” de su mentira y que le apremia redactar una especie de documento donde diga que acá no ha pasado nada. Los presentes discuten el contenido de ese documento y a uno, no nombrado en los relatos históricos, dice: la mejor excusa es labrar un Acta de Independencia para luego enaceitar el fusil de la libertad. Metáfora astuta pensaron los demás y de esa menara prepararon el entuerto. Minutos más tarde entre bebidas espirituosas y humos cannabicos se lo escuchó a Francisco Narciso Laprida gritar “somos libres” y agacharse dándole la espalda al mulato Miguel.

La historia se pierde poco más delante de este último suceso, ya que los pocos cronistas existentes no estaban en condiciones de redactar. De este modo es como llegamos a forjar nuestro país en base a orgias populares y nacionales, traiciones y corrupción. Está en nuestras raíces. No entiendo porque tanto espanto hoy por hoy al ver los noticieros. Finaliza el autor esa nota, a la cual desde la casa editorial creemos que está en lo cierto.